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Menopausia y fisioterapia del suelo pélvico

Beatriz Gisbert Morant • 25 de septiembre de 2021

La menopausia es una etapa de la vida de la mujer en la que pueden aparecer problemas de suelo pélvico.


Perimenopausia, entre los 40 y los 50 años.

La premenopausia es la etapa anterior a la menopausia donde el cuerpo de la mujer va a experimentar una serie de cambios de forma progresiva hasta llegar al periodo no fértil. Pueden aparecer faltas menstruales puntuales teniendo las reglas irregulares.

Alrededor de los 45, muchas mujeres ya comienzan a sentir estos cambios debido a desajustes hormonales como en la menstruación, falta de reglas y sangrados irregulares, falta de lívido, sequedad vaginal, escapes de orina ocasionales al correr, saltar o hacer deporte... 

Es muy importante la prevención y tomar medidas a tiempo y prevenir el posible deterioro que se inicia y comenzar la fisioterapia de suelo pélvico precozmente. Aconsejamos  realizar ejercicio físico adecuado y respetuoso con el suelo pélvico ( ver post anterior del blog), entrenar los músculos del suelo pélvico y mantener una vida sexual activa. Y para ello, no es requisito indispensable tener pareja, no me refiero exclusivamente a mantener relaciones sexuales con penetración. Me refiero a seguir activa, con una una visión más amplia y heterogénea de nuestra sexualidad:  la excitación, la vibración, el calor, el placer y el orgasmo son grandes ejercitadores y para lograrlos puedes estar sola o acompañada. Por supuesto, tu pareja y también algunos juguetes pueden ayudarte a mantener tu vagina en forma como vibradores ( los hay con calor incorporado). Si no te gustan ni te atrae la idea de jugar con aparatos, no los necesitas. 

Menopausia, cuando ya se ha retirado el periodo definitivamente.
 
   La menopausia en sí, se se considerará cuando la menstruación ya ha faltado durante 12 meses seguidos. Esta etapa también se llama “climaterio” y puede comenzar a los 45-50 años años.
   Los estrógenos que produce el ovario son las hormonas femeninas más importantes del ciclo menstrual y su deficiencia provoca numerosos cambios en la mujer además de la falta de regla.  A nivel hormonal, se produce una disminución de estrógenos que puede dar lugar a cambios en el metabolismo celular y afecta a todos los niveles del organismo de la mujer. Muchas mujeres no notan casi sus efectos o lo hacen de forma muy progresiva pero en otros casos el déficit brusco de estrógenos puede causar síntomas diversos a nivel físico como psico-emocional como:
• Depresión, ansiedad, irritabilidad y lapsos de memoria.
• Fatiga, insomnio, cambios de humor.
• Osteopenia, sofocos y alteraciones de la termorregulación.

Y a nivel vaginal y sexual también hay cambios que pueden producir posibles síntomas como son: 
• Amenorrea y falta de sangrado menstrual.
• Sequedad vaginal.
• Disminución del colágeno y adelgazamiento del epitelio vaginal.
• Pérdida de la presión del cierre uretral.
• Aumento del PH uretral y vaginal promoviendo cambios en la flora vaginal lo que aumenta el riesgo de infecciones bacterianas.
• Disminución del deseo sexual.

Todos estos cambios pueden provocar sequedad, sensación de quemazón, molestias o dolor en la penetración acompañarse de debilidad muscular en general que también pueden afectar al suelo pélvico de la mujer dando lugar a una serie de cambios a nivel genital y a nivel del tracto urinario inferior. Los síntomas más comunes son relacionados con al micción son: dolor al orinar, urgencia miccional, frecuencia, incontinencia urinaria, y con la sexualidad debido a los cambios de la pared vaginal: sequedad vaginal, escozor, quemazón y dolor en las relaciones como ya hemos comentado. 

Fisioterapia específica para la perimenopausia y la menopausia: 

Por todos estos cambios es importante hacer una valoración de suelo pélvico antes de esta etapa para poder prevenir estos posibles problemas. Si ya sientes alguno de estos síntomas, tranquila, tienen tratamiento.

Además, pueden existir factores que aumenten el riesgo de padecer por ejemplo incontinencia urinaria en esta etapa como son: 
• Número de partos y embarazos.
• Cirugías previas abdominales o pélvicas como la histerectomía. 
• Sobrepeso
• Tos crónica o esfuerzos físicos frecuentes
• Deportes de impacto como correr

El entrenamiento y cuidado del suelo pélvico en esta etapa será fundamental prevenir estos problemas.

La fisioterapia ayuda a prevenir y evitar que aparezcan estos síntomas tan incómodos y cuando ya se han establecido los mejora incluso los soluciona en la mayoría de los casos.

No es un tratamiento doloroso ni molesto, a veces os hace raro las primeras sesiones pues se trabaja tanto dentro como por fuera de la vagina pero realmente es muy eficaz valioso.

Prevención y tratamiento fisioterápico:

En consulta, tras una valoración y ajustándonos a las necesidades y cualidades de cada mujer utilizamos técnicas externas pero también internas, dentro de la vagina. Muchas técnicas se aplican en consulta pero otras se recomienda a la paciente que las continúe realizando en casa y como mantenimiento a largo plazo.

Fundamentalmente recomendamos para casa:

1. Masaje perineal interno y externo. Os enseñamos en consulta  realizarlo  e incluye estiramientos y relajación de la musculatura del suelo pélvico y de las paredes vaginales.
2. Calor local. Con sacos de semillas o paquetes calientes, o con aparatos específicos que ascienden la temperatura hasta los 42 grados máximo y que activan la circulación sanguínea, estimulan y relajan la vulva y los músculos superficiales.
3. Ejercicios de contracción y relajación del suelo pélvico, entrenando según las cualidades de cada mujer. Al hacer ejercicio sus músculos se fortalecerán y desarrollamos las paredes vaginales.
4. Vibración. Aconsejamos comprar y utilizar regularmente vibradores o consoladores vaginales. En consulta disponemos de un gran surtido y normalmente los probáis con nosotras para elegir y acertar en más adecuado para cada una tras una experiencia supervisada. Existen múltiples modelos de diferentes tamaños y formas. Mejor invertir sobre seguro.
5. Estiramientos y movilidad pélvica. Muchas ocasiones debemos relajar y movilizar la pelvis en su conjunto y os recomendamos movilidad pélvica, ejercicios de estiramiento de caderas o de suelo pélvico en especial. Ejercicios tipo danza del vientre, movimientos sexis con música inspiradora, rotaciones de cadera, posturas de yoga...


Y en consulta trabajamos de forma específica:

1. Diatermia externa e interna con masaje manual o con electrodo intravaginal (siempre protegido y con medidas de higiene). Proporciona un calor muy agradable y es bioestimulante a todos los niveles: elastifica las paredes, mejora l trofismo de la mucosa vaginal, activa al circulación sanguínea, mejora la calidad del colágeno, rejuvenece la vagina y los labios, mejora el tejido muscular... Super eficaz.
2. Corrientes analgésicas y estimulantes: Tonifican la musculatura y desarrolla la musculatura fortaleciendo las paredes musculares del suelo pélvico. Utilizamos un electrodo personal e intransferible para realizar el trabajo dentro de la vagina que es más eficaz.
3. Laser o ultrasonido si fuera necesario.

Esperamos que os haya gustado esta entrada y os anime. No debemos conformarnos cuando hay solución. Podemos vivir esta etapa de forma consciente y buscar la plenitud de la vida y de nuestra sexualidad.

Beatriz Gisbert y Rocío González.

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La relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia de las personas es un tema complejo y fascinante que abarca aspectos tanto físicos como psicológicos de nuestra vida. El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejidos que se encuentra en la parte inferior de la pelvis y desempeña un papel crucial en funciones como la continencia urinaria y fecal, el soporte de los órganos pélvicos y la satisfacción sexual. Pero, ¿Cómo se conecta esto con nuestras emociones y experiencias infantiles? Sexualidad, infancia y suelo pélvico Comencemos por comprender la importancia del suelo pélvico en la sexualidad. Este conjunto de músculos sostiene los órganos sexuales internos y externos, y su salud y tono son fundamentales para una vida sexual satisfactoria. Un suelo pélvico fuerte y flexible contribuye a la capacidad de experimentar orgasmos y a tener una función eréctil o vaginal saludable. Cuando existe tensión o disfunción en esta área, puede manifestarse como dificultades sexuales, como disfunción eréctil, dolor durante el sexo o dificultades para alcanzar el orgasmo. Estas disfunciones pueden tener raíces en experiencias emocionales y traumas de la infancia. Por ejemplo, la relación de una persona con sus padres o cuidadores durante la infancia puede influir en su capacidad para relajarse y disfrutar de la intimidad sexual en la edad adulta. Las emociones reprimidas o traumas no resueltos pueden manifestarse como tensión crónica en los músculos del suelo pélvico, lo que a su vez dificulta la respuesta sexual. Además, la infancia y también la adolescencia es una época crucial para la formación de la identidad y las creencias sobre el cuerpo y la sexualidad. Los mensajes que recibimos de nuestros padres, familiares o figuras de autoridad pueden tener un impacto duradero en nuestra percepción de nosotros mismos como seres sexuales. La vergüenza, la culpa o la falta de educación sexual adecuada pueden contribuir a una relación negativa con el cuerpo y la sexualidad en la vida adulta. ¿Sabías que las emociones se "encapsulan" en el cuerpo? Existen diversos estudios científicos que exponían a personas sanas a imágenes o escenas de alto impacto emocional (daban miedo, asco o transmitían sufrimiento) y simultáneamente se registraba la activación muscular mediante electromiografía (EMG) en diversas zonas del cuerpo. Se ha demostrado que las emociones fuertes o experiencias de gran impacto emocional, tienen como respuesta refleja y automática la activación y tensión de zonas profundas del cuerpo, como la mandíbula (bruxismo), el diafragma de la respiración (se respira menos y más superficialmente, sensación de dolor/presión en el pecho), falta de apetito (se cierra el estómago o intestino revuelto), tensión en cuello y hombros (cefalea tensional) o tensión del suelo pélvico entre otras. Tras la exposición se mantiene la tensión de estas zonas de forma inconsciente, debido a un estado de alerta o alarma. Si el estímulo estresante cesa, se relajan. Consideremos el perjuicio que puede tener el estrés o la presión emocional mantenida durante largos periodos de tiempo en la vida de una persona. ¿Cómo ayuda la terapia? La terapia sexual y la fisioterapia del suelo pélvico son enfoques importantes para abordar estos problemas. La terapia sexual puede ayudar a las personas a explorar y comprender sus deseos y emociones sexuales, así como a abordar las barreras emocionales que pueden afectar su capacidad para disfrutar del sexo. Por otro lado, la fisioterapia del suelo pélvico se centra en mejorar la conciencia y el control respiratorio, abdominal y pélvico y fortalecer o relajar los músculos del suelo pélvico, lo que puede aliviar el dolor, los bloqueos y mejorar la función sexual. En resumen, la relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia es compleja y multifacética. Nuestra historia emocional y nuestras experiencias infantiles pueden influir en nuestra función sexual y en cómo nos relacionamos con nuestro propio cuerpo. Reconocer y abordar estos aspectos es esencial para promover una sexualidad saludable y satisfactoria en la edad adulta.
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