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La importancia de entrenar el suelo pélvico en mujeres deportistas

Beatriz Gisbert Morant • dic 13, 2023

La importancia de entrenar el suelo pélvico en mujeres deportistas


La incontinencia urinaria, un tema que a menudo se aborda con reserva, ha llevado a muchas mujeres a abandonar la práctica deportiva, con las consecuencias negativas que el sedentarismo conlleva para la salud. Sin embargo, existe una solución viable: la capacitación específica de la musculatura del suelo pélvico. Estos entrenamientos se centran en realizar contracciones voluntarias para fortalecer esta musculatura, mejorando su capacidad para resistir esfuerzos, previniendo o tratando la incontinencia urinaria.


1. Por qué el deporte de alto impacto provoca problemas de suelo pélvico:


La práctica de deportes de alto impacto ha sido tradicionalmente vinculada al desarrollo de problemas en el suelo pélvico, especialmente en mujeres. Incontinencia y prolapsos de órganos pélvicos son los problemas más frecuentes. La causa es el exceso de presión que causan principalmente las fuerzas generadas durante actividades de alta intensidad, como saltos y el manejo de cargas significativas. Estos impactos, cuando se combinan con una falta de contracción adecuada de la musculatura del suelo pélvico, provocan un aumento sustancial en la presión intraabdominal que repercute desde el recinto abdominal hacia el suelo pélvico. Esta presión adicional compromete el cierre efectivo de la uretra, y la estabilidad ligamentosa y fascial, creando un terreno propicio para la aparición de condiciones como la incontinencia urinaria y el descenso de los órganos pélvicos.


2. Cómo prevenir problemas de suelo pélvico en mujeres deportistas:


La prevención de problemas de suelo pélvico en mujeres activas requiere estrategias específicas y proactivas. La clave está en la prevención, antes de que aparezcan los síntomas con programas de entrenamiento diseñados específicamente para fortalecer la musculatura del suelo pélvico. Estos programas deben incluir contracciones voluntarias y progresivas, junto con la conciencia activa durante actividades de alto impacto. Técnicas como el "knack", que implica una contracción fuerte previa a la realización de ejercicios, pueden ser clave para mejorar el cierre de la uretra. La diversificación de contracciones, mejora de la estabilidad abdominal y lumbopélvica así como la integración de posturas de pie y gestos deportivos, se erigen como elementos esenciales en la estrategia preventiva.


3. Evidencia y programas de ejercicio científicamente demostrados:


La comunidad científica respalda de manera sólida la eficacia de programas de ejercicio específicos para el suelo pélvico. Un reciente meta-análisis que abarcó a 187 mujeres deportistas evidenció mejoras notables en la máxima contracción voluntaria del suelo pélvico tras la implementación de un protocolo estructurado. La duración óptima de estos programas, que varía entre 6 y 16 semanas, se organiza en etapas, desde la identificación de contracciones hasta el fortalecimiento progresivo y las contracciones de potencia. La combinación estratégica de contracciones cortas y largas, junto con la introducción de sobrecarga progresiva, ha mostrado reducciones significativas en las pérdidas de orina y mejoras en la función del suelo pélvico. A pesar de la controversia en torno a la técnica hipopresiva, la evidencia respalda firmemente la eficacia de programas científicamente fundamentados para prevenir y tratar problemas de suelo pélvico en mujeres deportistas.


El respaldo científico a la eficacia de los programas de entrenamiento del suelo pélvico va en aumento. Un reciente análisis de múltiples estudios que incluyó a 187 mujeres deportistas, sin historial de maternidad y sometidas a un programa de entrenamiento específico, evidenció mejoras notables en la máxima contracción voluntaria del suelo pélvico, confirmando así la eficacia del programa de intervención. Este indicador es esencial para brindar un soporte estructural durante los incrementos de la presión intraabdominal inducidos por la actividad física y las acciones diarias, como toser o estornudar. Además, la frecuencia de pérdidas de orina también experimentó una reducción significativa tras varias semanas de entrenamiento.

En relación con los protocolos de entrenamiento del suelo pélvico, las intervenciones, que variaron en duración de 6 a 16 semanas, se estructuraron en distintas etapas. Estas abarcaron desde la identificación y concientización de las contracciones, hasta la estabilización y fortalecimiento progresivo de la musculatura del suelo pélvico, finalizando con contracciones de potencia durante la práctica deportiva. Esta última fase tiene como objetivo mejorar el cierre de la uretra durante las acciones deportivas que pueden dar lugar a pérdidas de orina. Estrategias como "knack", que implica una contracción fuerte antes de realizar ejercicios deportivos, demostraron ser beneficiosas. Asimismo, la combinación de contracciones de diferentes duraciones, junto con una sobrecarga progresiva, resultó eficaz, reduciendo los períodos de descanso y evolucionando hacia posturas de pie y gestos deportivos.

A pesar de estos avances, el uso de la técnica hipopresiva ha generado controversia debido a la insuficiencia de evidencia científica que respalde su recomendación como tratamiento para el suelo pélvico, a pesar de su difusión generalizada.


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La relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia de las personas es un tema complejo y fascinante que abarca aspectos tanto físicos como psicológicos de nuestra vida. El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejidos que se encuentra en la parte inferior de la pelvis y desempeña un papel crucial en funciones como la continencia urinaria y fecal, el soporte de los órganos pélvicos y la satisfacción sexual. Pero, ¿Cómo se conecta esto con nuestras emociones y experiencias infantiles? Sexualidad, infancia y suelo pélvico Comencemos por comprender la importancia del suelo pélvico en la sexualidad. Este conjunto de músculos sostiene los órganos sexuales internos y externos, y su salud y tono son fundamentales para una vida sexual satisfactoria. Un suelo pélvico fuerte y flexible contribuye a la capacidad de experimentar orgasmos y a tener una función eréctil o vaginal saludable. Cuando existe tensión o disfunción en esta área, puede manifestarse como dificultades sexuales, como disfunción eréctil, dolor durante el sexo o dificultades para alcanzar el orgasmo. Estas disfunciones pueden tener raíces en experiencias emocionales y traumas de la infancia. Por ejemplo, la relación de una persona con sus padres o cuidadores durante la infancia puede influir en su capacidad para relajarse y disfrutar de la intimidad sexual en la edad adulta. Las emociones reprimidas o traumas no resueltos pueden manifestarse como tensión crónica en los músculos del suelo pélvico, lo que a su vez dificulta la respuesta sexual. Además, la infancia y también la adolescencia es una época crucial para la formación de la identidad y las creencias sobre el cuerpo y la sexualidad. Los mensajes que recibimos de nuestros padres, familiares o figuras de autoridad pueden tener un impacto duradero en nuestra percepción de nosotros mismos como seres sexuales. La vergüenza, la culpa o la falta de educación sexual adecuada pueden contribuir a una relación negativa con el cuerpo y la sexualidad en la vida adulta. ¿Sabías que las emociones se "encapsulan" en el cuerpo? Existen diversos estudios científicos que exponían a personas sanas a imágenes o escenas de alto impacto emocional (daban miedo, asco o transmitían sufrimiento) y simultáneamente se registraba la activación muscular mediante electromiografía (EMG) en diversas zonas del cuerpo. Se ha demostrado que las emociones fuertes o experiencias de gran impacto emocional, tienen como respuesta refleja y automática la activación y tensión de zonas profundas del cuerpo, como la mandíbula (bruxismo), el diafragma de la respiración (se respira menos y más superficialmente, sensación de dolor/presión en el pecho), falta de apetito (se cierra el estómago o intestino revuelto), tensión en cuello y hombros (cefalea tensional) o tensión del suelo pélvico entre otras. Tras la exposición se mantiene la tensión de estas zonas de forma inconsciente, debido a un estado de alerta o alarma. Si el estímulo estresante cesa, se relajan. Consideremos el perjuicio que puede tener el estrés o la presión emocional mantenida durante largos periodos de tiempo en la vida de una persona. ¿Cómo ayuda la terapia? La terapia sexual y la fisioterapia del suelo pélvico son enfoques importantes para abordar estos problemas. La terapia sexual puede ayudar a las personas a explorar y comprender sus deseos y emociones sexuales, así como a abordar las barreras emocionales que pueden afectar su capacidad para disfrutar del sexo. Por otro lado, la fisioterapia del suelo pélvico se centra en mejorar la conciencia y el control respiratorio, abdominal y pélvico y fortalecer o relajar los músculos del suelo pélvico, lo que puede aliviar el dolor, los bloqueos y mejorar la función sexual. En resumen, la relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia es compleja y multifacética. Nuestra historia emocional y nuestras experiencias infantiles pueden influir en nuestra función sexual y en cómo nos relacionamos con nuestro propio cuerpo. Reconocer y abordar estos aspectos es esencial para promover una sexualidad saludable y satisfactoria en la edad adulta.
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