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Descubre tu suelo pélvico

Beatriz Gisbert Fisioterapeuta Especialista en Suelo Pélvico • 20 de marzo de 2021

Descubre tu suelo pélvico


¿Qué es el suelo pélvico?

  

El suelo pélvico es una estructura compleja compuesta por músculos y tejido conjuntivo, es decir, tejido más fibroso y fascial. Está situado en la parte más profunda de la pelvis y en su base, con una estrecha relación con los órganos de las funciones sexuales, urinarias y defecatorias.

La pelvis es hueca y está llena de órganos. Por eso es muy importante que su suelo, que lo sustenta todo, sea fuerte y firme, pero a la vez flexible y adaptable para permitir la sexualidad, la micción, la defecación o el parto.


Las funciones más importantes del suelo pélvico son:

1- Sostén de las vísceras pélvicas y abdominales (estómago, intestinos, vejiga, útero, próstata…)

2- Participa en la sexualidad, el parto, la defecación, la continencia urinaria y anal, la retención de los gases…

3- Estabiliza el contenido de la pelvis en los esfuerzos, en la tos, el estornudo,… siempre que se genera una presión hacia abajo desde el abdomen que repercute inevitablemente en el contenido de la pelvis y el suelo pélvico.

4- Participa en la estabilización de la postura, siendo esencial junto con la musculatura profunda de la espalda, el diafragma de la respiración y los abdominales, en el enderezamiento del tronco y en el movimiento de la región baja de la espalda, la zona lumbar.

 

¿Cómo puedo descubrir mi suelo pélvico?

 

 Se sitúa entre el pubis y el coxis, en la zona central genital. Puedes descubrirlo de varias maneras. Solamente debes concentrarte en sentir y tener buena imaginación.

- Imagina que cierras los esfínteres para retener un gas o la orina. Siente qué partes de tu cuerpo se activan, sobre todo deberías sentir la parte genital y anal, no el vientre, los glúteos o las piernas.

- Mírate con un espejo la zona anal y observa qué sucede cuando cierras y presionas para evitar la salida de un gas o de la orina. Deberías ver cómo se marcan más, las rayitas del ano, que se cierra y que sube hacia dentro de tu cuerpo. Sin embargo, cuando tratas de expulsar el gas, deberían relajarse y abrirse, marcarse menos.

- Siéntate con una toalla enrollada entre las piernas y pon tu espalda recta y relájate. Concéntrate para sentir: ¿Qué pasa cuando toses? ¿Y cuando haces fuerza imaginando que vas a defecar o expulsar un gas? ¿Qué sientes cuando aguantas las ganas de orinar o retienes un gas? Deberías notar como se abomba hacia la toalla al hacer fuerza de defecación y expulsar gases, se debería relajar, mientras que al toser y aguantar las ganas deberías sentir que se activa y se aleja de la toalla, contrayéndose.

 
Si no notas claramente las diferencias, si tienes dudas respecto a lo que haces o claramente, haces lo contrario de lo que he explicado, debes pedir cita con tu fisioterapeuta de suelo pélvico para una valoración. Es muy posible que tu conciencia sobre la zona sea deficitaria y que, necesites mejorar el control. A pesar de que hoy no tengas síntomas o incluso si te encuentras bien, a medio o largo plazo, algo que no funcione bien en tu suelo pélvico puede causar problemas en el futuro. 

Más vale prevenir que curar. 

 
Son consejos de tus fisios de suelo pélvico.

Beatriz y Rocío.

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La relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia de las personas es un tema complejo y fascinante que abarca aspectos tanto físicos como psicológicos de nuestra vida. El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejidos que se encuentra en la parte inferior de la pelvis y desempeña un papel crucial en funciones como la continencia urinaria y fecal, el soporte de los órganos pélvicos y la satisfacción sexual. Pero, ¿Cómo se conecta esto con nuestras emociones y experiencias infantiles? Sexualidad, infancia y suelo pélvico Comencemos por comprender la importancia del suelo pélvico en la sexualidad. Este conjunto de músculos sostiene los órganos sexuales internos y externos, y su salud y tono son fundamentales para una vida sexual satisfactoria. Un suelo pélvico fuerte y flexible contribuye a la capacidad de experimentar orgasmos y a tener una función eréctil o vaginal saludable. Cuando existe tensión o disfunción en esta área, puede manifestarse como dificultades sexuales, como disfunción eréctil, dolor durante el sexo o dificultades para alcanzar el orgasmo. Estas disfunciones pueden tener raíces en experiencias emocionales y traumas de la infancia. Por ejemplo, la relación de una persona con sus padres o cuidadores durante la infancia puede influir en su capacidad para relajarse y disfrutar de la intimidad sexual en la edad adulta. Las emociones reprimidas o traumas no resueltos pueden manifestarse como tensión crónica en los músculos del suelo pélvico, lo que a su vez dificulta la respuesta sexual. Además, la infancia y también la adolescencia es una época crucial para la formación de la identidad y las creencias sobre el cuerpo y la sexualidad. Los mensajes que recibimos de nuestros padres, familiares o figuras de autoridad pueden tener un impacto duradero en nuestra percepción de nosotros mismos como seres sexuales. La vergüenza, la culpa o la falta de educación sexual adecuada pueden contribuir a una relación negativa con el cuerpo y la sexualidad en la vida adulta. ¿Sabías que las emociones se "encapsulan" en el cuerpo? Existen diversos estudios científicos que exponían a personas sanas a imágenes o escenas de alto impacto emocional (daban miedo, asco o transmitían sufrimiento) y simultáneamente se registraba la activación muscular mediante electromiografía (EMG) en diversas zonas del cuerpo. Se ha demostrado que las emociones fuertes o experiencias de gran impacto emocional, tienen como respuesta refleja y automática la activación y tensión de zonas profundas del cuerpo, como la mandíbula (bruxismo), el diafragma de la respiración (se respira menos y más superficialmente, sensación de dolor/presión en el pecho), falta de apetito (se cierra el estómago o intestino revuelto), tensión en cuello y hombros (cefalea tensional) o tensión del suelo pélvico entre otras. Tras la exposición se mantiene la tensión de estas zonas de forma inconsciente, debido a un estado de alerta o alarma. Si el estímulo estresante cesa, se relajan. Consideremos el perjuicio que puede tener el estrés o la presión emocional mantenida durante largos periodos de tiempo en la vida de una persona. ¿Cómo ayuda la terapia? La terapia sexual y la fisioterapia del suelo pélvico son enfoques importantes para abordar estos problemas. La terapia sexual puede ayudar a las personas a explorar y comprender sus deseos y emociones sexuales, así como a abordar las barreras emocionales que pueden afectar su capacidad para disfrutar del sexo. Por otro lado, la fisioterapia del suelo pélvico se centra en mejorar la conciencia y el control respiratorio, abdominal y pélvico y fortalecer o relajar los músculos del suelo pélvico, lo que puede aliviar el dolor, los bloqueos y mejorar la función sexual. En resumen, la relación entre el suelo pélvico, la sexualidad, las emociones y la infancia es compleja y multifacética. Nuestra historia emocional y nuestras experiencias infantiles pueden influir en nuestra función sexual y en cómo nos relacionamos con nuestro propio cuerpo. Reconocer y abordar estos aspectos es esencial para promover una sexualidad saludable y satisfactoria en la edad adulta.
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